El Economista • 10 marzo, 2017 • por Marcelo Villegas, Socio de Nicholson y Cano Abogado
La emisión de acciones de San Miguel es, sin dudas, la más importante que se haya concretado en los últimos años, alcanzando cifras que no se veían desde la época de las privatizaciones, ya que se logró recaudar casi un monto de US$ 50 millones, habiéndose colocado más acciones de las que se esperaban (se emitió por el total del monto ampliable permitido por la Asamblea de la Sociedad) y se recibieron ofertas por más de US$ 70 millones.
El antecedente más cercano que teníamos era el de la colocación de Banco Supervielle, que en el tramo local había logrado recaudar US$ 20 millones y la colocación del IPO de Havanna, donde se recaudaron localmente US$ 10 millones.
Efecto limón
En este caso, le demanda total fue del doble de las acciones ofrecidas. Tal es así que se terminaron colocando 67.275.000, que era el monto máximo al que se podían ampliar las 57.000.000 de acciones que se habían ofertado inicialmente.
El resultado es aun más significativo, tomando en cuenta que esta operación se había conocido en el contexto de la limitación, por parte de los Estados Unidos, de la importación de limones, siendo que San Miguel es el principal productor local e internacional.
Es decir, de no haber existido cierta incertidumbre sobre el acceso al mercado americano se hubiera alcanzado quizá un nivel de demanda aún mayor, aún cuando este tema no es tan significativo para San Miguel, ya que la empresa actualmente exporta a EE.UU. desde sus operaciones en Uruguay y Sudáfrica.
Nuevo sistema, aprobado Otro aspecto significativo de esta colocación tiene que ver con que fue la primera en realizarse con el nuevo sistema de colocación de acciones, implementado el año pasado por Merval y aprobado por la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Dicho sistema implica, entre otras cosas, que los accionistas actuales participan del proceso de colocación en simultáneo con el resto de los inversores.
Si bien requirió de una estructura más compleja, por ser la primera vez en implementarse, el nuevo sistema facilita el proceso, al hacer más eficiente el ejercicio del derecho de preferencia.
Antes, primero se abría la emisión para los accionistas actuales y después se abría al resto. Ahora, todos los potenciales inversores concurren, en el mismo momento, al mismo libro (book-building).
Panorama alentador
En cuanto al futuro, la colocación de San Miguel abre un panorama muy interesante para otras firmas, ya que frente a la duda sobre la capacidad de levantar fondos en el mercado local, se demostró, en este caso, que hay demanda de hasta US$ 70 millones. Otras empresas ya están analizando seguir los pasos de Havanna y San Miguel, lo que implica acudir al mercado de capitales local en busca de capital para expandir sus operaciones.