Nicholson y Cano

La Bolsa vuelve a estar de moda

Carlos Manzoni     LA NACION     Lunes 27 de junio de 2016

Después de los lanzamientos del Grupo Supervielle y Havanna, ya hay más de 25 empresas dispuestas a abrir su capital accionario a inversores bursátiles; Despegar, Puente y la desarrolladora TGLT encabezan la lista

Mercado Libre marcó el camino, allá por 2007. Luego continuó Globant, en 2014, y ahora, en 2016, se animaron el Grupo Supervielle y Havanna, aunque hay un pelotón de otras 25 empresas -entre las que sobresalen Despegar, Puente y TGLT- dispuestas a seguir sus pasos. Es una realidad: las compañías argentinas volvieron a mirar con buenos ojos financiarse en la Bolsa.

«Hoy, el apetito por créditos argentinos es fenomenal, y eso lleva a las empresas a abrir su capital o a tomar deuda en el mercado», asegura Emilio Ilac, CEO de Puente, firma que asesora a compañías que quieren hacer una IPO (oferta pública inicial, por sus siglas en inglés). Según adelanta el ejecutivo, sólo entre sus clientes hay 20 compañías que saldrán a la Bolsa en los próximos 18 meses. Provienen principalmente del consumo masivo, farmacéutica, agro, energía y real estate.

Ilac dice que estas salidas a Bolsa pueden ayudar a un aumento de la inversión en la economía real. «Ojalá tuviéramos en la Argentina el modelo estadounidense donde cualquier ahorrista puede terminar siendo un inversionista en las marcas icónicas del país. Así, el mercado de capitales actuaría de canal del ahorro hacia la inversión», explica el ejecutivo.

Entre los que se encuentran a la espera de su oportunidad para salir a la Bolsa está Despegar. Su CEO, Roberto Souviron, ya adelantó a LA NACION que tiene la intención de aterrizar en Wall Street, con su debut en el índice Nasdaq. También la firma Puente analiza hacerlo en 2017 o 2018. Tal como lo confirmó su CEO hará una oferta pública en Londres o Nueva York por el 20% de su capital. «Podríamos hacer la emisión ahora, pero queremos esperar a estar en otro momento de nuestro ciclo productivo», remarca Ilac.

Otra que está en las «gateras» es la desarrolladora TGLT, de Federico Weil, que ya presentó la documentación necesaria para su aprobación ante la Securities and Exchange Commission de Estados Unidos.

En tanto, Cablevisión cerró la colocación de un bono internacional por US$ 500 millones a un plazo a 5 años y una tasa de 6,50%. Esos fondos serán utilizados tanto para el repago de deuda existente como para incrementar el plan de inversiones que viene ejecutando la compañía este año, que se estima estará en el orden de los $ 6500 millones. Por su parte, IRSA colocó un bono por US$ 360 millones a una tasa de 9%; mientras que Celulosa Argentina hará lo mismo por US$ 250 millones, a siete años. A la lista también se sumará Arcor, que acaba de anunciar una inminente emisión de bonos en el exterior con la que aspira captar US$ 300 millones.

«Si bien no es lo mismo que una salida a la Bolsa, es un buen augurio que haya empresas tomando deuda a nivel local y a nivel internacional, porque eso significa que hay más interés por el mercado argentino», comenta Ilac.

A la hora de explicar esta tendencia, Pedro Arnt, CFO de Mercado Libre, opina que el ecosistema emprendedor de la Argentina es muy sólido, con reconocidas organizaciones que fomentan el desarrollo de proyectos en el país, lo que torna casi inevitable que haya más nuevos jugadores que miren al mercado de capitales en busca de financiamiento. «En este contexto, y con ejemplos exitosos como el de Mercado Libre o Globant, no es de extrañar que cada vez más startups estén mirando a la Bolsa y que muchos de ellos logren convertirse en unicornios de origen argentino en el corto plazo», afirma el ejecutivo.

Para Marcelo Villegas, abogado de Nicholson & Cano, estudio que asesoró a Havanna en su salida a la Bolsa, esta tendencia actual se da porque las compañías están anticipando que van a mejorar las condiciones económicas en el país, y frente a este escenario posible estar cotizando es una ventaja desde el punto de vista empresarial. «En el caso de los bancos, lo que buscan es tener acceso a un mercado internacional», explica el letrado.

«Estar en la Bolsa nos permite apalancar al grupo y aprovechar el crecimiento que se va a dar en el país. Si no estaríamos acotados al capital propio», coincide José Luis Panero, gerente general del Banco Supervielle, que hace un poco más de un mes debutó en la Bolsa de Buenos Aires y en Wall Street, aunque la historia de esta IPO comenzó mucho antes.

En 2010, en el banco ya tenían tomada la decisión de salir a la Bolsa, pero justo sobrevino la crisis de Grecia. Cuando todo empezó a normalizarse, a fines de 2011, en la Argentina se impuso el cepo cambiario. «Así fue imposible cotizar en el exterior. Seguimos testeando el mercado, pero durante el gobierno de Cristina Kirchner no se daban las condiciones para salir», recuerda Jorge Oscar Ramírez, vicepresidente de directorio de Supervielle. El nuevo objetivo que se fijaron fue estar listos para salir a la Bolsa en enero de 2016, pero una baja del petróleo los obligó a postergar la operación unos meses. Finalmente, el día llegó y el 18 de mayo el Supervielle recaudó con su IPO US$ 323 millones.

Una de las ventajas de salir a la Bolsa, según explica Alan Aurich, gerente general de Havanna, es que se hace muy fácil determinar el valor de participación de los accionistas. «Antes, cuando uno vendía a otro, era muy difícil poner el valor de la acción», dice el ejecutivo. La marca de alfajores, con 70 años de historia, salió a buscar cash y se desprendió de 10% de su paquete accionario en US$ 11 millones (4,2 millones de acciones a un valor de $ 37).

Lo que sorprendió a Aurich fue la gran demanda de fondos que querían conocer sobre Havanna. «Tenemos una línea de atención al inversor y ahí recibimos un montón de consultas», remarcó el gerente.

Sin dudas que otra de las ventajas que da cotizar en Bolsa es la transparencia, sobre todo cuando, como en el caso de Havanna, se tiene la intención de internacionalizar la compañía. «Con toda la información de gestión que hicimos, cualquier inversor puede hacer una radiografía de la empresa», comenta Aurich.

La disciplina interna que conlleva la decisión de cotizar en Bolsa es otro de las ventajas de esta operatoria, destacan los empresarios. «A nosotros nos dio mucha visibilidad para poder sentarnos de igual a igual con nuestros clientes, que son todas compañías públicas», asegura Martín Migoya, CEO de Globant.

Globant salió a la Bolsa de Nueva York el 18 de julio de 2014 y recaudó US$ 70 millones que empleó para pagar deudas y expandir sus oficinas y capital de trabajo. De entrada, su acción cotizó a US$ 10 y hoy está en US$ 39. «Me parece que es un gran paso para cualquier compañía; yo lo recomendaría, porque necesitamos muchas más empresas que se manejen con estándares de este tipo», opina Migoya.

Salir a la Bolsa es una tarea ardua: se necesitan abogados, auditores y bancos de primera línea. ¿Requisitos? Villegas -que está trabajando en otro caso de salida a la Bolsa- hace un rápido repaso: dejar la órbita de la Inspección General de Justicia para pasar a la de la Comisión Nacional de Valores, tener un código de administración aprobado por el directorio, presentar balances trimestrales en lugar de anuales e informar hechos relevantes una vez que se está en el régimen.

Según Arnt, de Mercado Libre, ser una empresa pública conlleva una serie de obligaciones extras. «Generar un unicornio es como sortear miles de desafíos que van apareciendo. Requiere de una ingeniería de procesos muy exigente y a la vez te obliga a ser más ágil y a estar siempre en el mejor lugar posible», destaca. Y agrega: «Toda nuestra estrategia financiera fue pensada desde el inicio para cotizar en la Bolsa. Tuvimos que construir un negocio que se sustentara en forma independiente de una apertura de capitales y de acceso a dinero por parte de inversores».

Arnt destaca que la salida a la Bolsa en su caso debió ser acompañada por una adaptación constante a los nuevos desarrollos tecnológicos. «Esto nos permitió ser la primera y única compañía pública de comercio electrónico de origen argentino», enfatiza el ejecutivo.

Claro que hubo momentos en el país en los que salir a la Bolsa no se presentaba como una opción tan atractiva. En la época kirchnerista, por un tema de derecho del minorista, el Estado podía intervenir en el capital accionario de la empresa. Ahora ya no es así.

Otro de los riesgos que siempre se corre es que en el momento en que se sale al mercado en búsqueda de capitales no haya apetito de los inversores. Eso sucedió en la Argentina hace cinco años, en los que sólo se conseguía financiación a una tasa muy alta, pero hoy la situación cambió radicalmente. «Eran otros tiempos, en los que no convenía tanto hacer una IPO», confía un ejecutivo que pide no revelar su nombre.

Ahora, todo indica que se ha comenzado a andar el camino que puede llevar a la reactivación del mercado de capitales, aunque está claro que recuperar el brillo de los ’90 no será una meta que se alcance de un día para el otro.

En primera persona

La experiencia detrás de la salida a la Bolsa

Emilio Ilac

Puente

«Hoy, el apetito por créditos argentinos es fenomenal, y eso lleva a las empresas a abrir su capital o a tomar deuda en el mercado»

José Luis Panero

Supervielle

«Estar en la Bolsa nos permite apalancar el crecimiento del grupo y no estar acotados al capital propio»

Alan Aurich

Havanna

«Una ventaja de cotizar en Bolsa es la transparencia. Hoy cualquier inversor puede hacer una radiografía de la empresa»

Pedro Arnt

Mercado Libre

«Tuvimos que construir un negocio que se sustentara en forma independiente del acceso de fondos por parte de los inversores»